"El vino tiene que dejar su dureza, su aspereza, y convertirse en lo que todos estamos deseando: un elixir delicado, actual, casi casi adictivo. Tiene que ser exquisito, cuidando al máximo cada detalle, cada aroma y por supuesto tiene que tener ese toque de glamour que inevitablemente tiene que llegar a todas nuestras bodegas..." (P.Giménez)
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